Mi vida en Toronto ha sido plagada de presencias argentinas, a quienes tal vez describiré en otra ocasión. Pero esta semana, hojeando una antología de poesía que me regaló mi hermana en Navidad, di con una nueva presencia, una voz aliada que dio con la metáfora justa para un evento tan sin tiempo, tan con drama y tan con sueño, tan valioso y odioso, tan recurrente y efímero. He aquí el poema completo.
Despertarte a
Despertarte a mitad de la noche
y ver en el otro lado de tu cama
a tu mujer llorando
es una experiencia importante.
Quiero decir, entre otras cosas,
que mientras paseabas por los cuartos
iluminados de tu cerebro
algo se estaba gestando cerca tuyo.
Un error en el cual mantenés
una particular relación de intimidad
Pero aunque no firmemos nada,
ni corramos apurados bajo la lluvia de arroz
pensamos que es para toda la vida
y así seguimos.
Botes, que durante la noche,
quedan amarrados al muelle,
golpeándose entre sí,
según el viento.
Fabián Casas
01 mayo 2007
Dos botes
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